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Se me cae de la estantería Leopardi. Por fortuna no se ha descuajeringado el libro. Leo en la página abierta por el azar del accidente:

'El hombre está condenado o a consumir su juventud sin un propósito concreto, que es el único tiempo en el que pueden producirse los frutos de los tiempos venideros y proveer a su propio estado, o a malgastarla en procurarse goces para aquella parte de su vida en la que ya no está capacitado para gozar'.

Al final va a resultar que la vida, en cualquiera de sus etapas y circunstancias, es tiempo perdido. Pero perdido, ¿para qué? ¿Acaso de jóvenes no ocupamos el tiempo y en edad avanzada no lo tiramos con frecuencia por la borda? Hasta el conocimiento de los pensamientos ajenos son productos de la casualidad (en este caso proporcionado por la caída del libro) ¿Será que nuestra existencia misma es una constante y recurrente caída? Eso sí, unas veces previsible; otras, inesperada.