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Levantarse escéptico, más que amodorrado. Marco Aurelio había quedado ayer pero sigue hoy, y se abre otra página que le viene a pelo. "Huye de la ofuscación y vuelve a tus facultades. Despierta y examina detenidamente lo que te distraía: solo eran sueños". Él sabe que la vida es un juego que salta de sueño en sueño. Todos vividos, todos vívidos. Los oníricos y los proyectados ejercitan su papel, en distintos ámbitos. ¿Qué sería de los sueños que planea nuestra consciencia cada día si no fueran remendados por los nocturnos? ¿No serían nuestras frustraciones y deseos inalcanzados un motivo constante de suicidio si no se rebajaran de intensidad, purificados en el otro lado de nuestra personalidad? 

Lee la conclusión del pensamiento del emperador reflexivo: "Y ahora que has despertado, analiza lo que te turba, como has analizado el objeto de tus ensueños". 

Suspira, recoge la propuesta, se encamina hacia el día aún no clareado.