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No pensar el amor. No sentir el pensamiento. Sean o no vías paralelas lo que importa es progresar sobre ellas. Nunca ha dejado de meditar en lo importante que es un descarrilamiento a tiempo. Merece la pena pagar un peaje a las emociones. Es útil entrar y salir del territorio de los afectos. El hombre solo se hace en su propia confusión. Más: en su decidida y oculta voluntad de equivocarse una y otra vez. Mientras, el pensamiento a la espera de recoger los frutos.